El Campello 2024 – Reunión internacional guzzista
Apuro el tiempo. No quiero salir tarde. Hay que llegar cuanto antes a la cita. El Campello no está al lado, precisamente, de Collado Villalba. Ayer revisé la moto. Presiones, aceite, luces… las cuatro cosas que mi torpeza mecánica me permite hacer. Está todo y el equipaje cerrado. Una última revisión mental de que no se nos ha olvidado nada. Veamos. La documentación, sí. Batería portátil, sí. Bomba para hinchar las ruedas, sí. Ropa, sí. Bañador (por supuesto, soy de interior y cualquier oportunidad de introducir mi culo de secano en un mar, no la desperdicio), sí. Guantes, casco, la cazadora, las botas… que no se me olviden unas chanclas para la playa, tampoco la toalla. Camisetas, llevo las camisetas guzzistas, por supuesto y alguna más. Para el viaje camisetas blancas. Debo mirar la ruta que he diseñado. Finalmente decido que a El Campello mejor me voy por autovía, más aburrido, pero debo llegar a una hora “decente”. Si voy por la ruta que he diseñado no llego hasta casi las diez de la noche y no es menester.
Vale, está todo. Creo. Seguro que algo se me olvida y me acordaré en mitad de la carretera.
Bajo al garaje y meto la bolsa en el baúl trasero. No voy a llevar las maletas laterales. No llevo tanto equipaje.
Arranco. Suena el motor Guzzi de mi V85TT. Es muy característico el sonido de una Guzzi. Me pregunto si las míticas Guzzi sonaban igual. Supongo que sonarían más bonito. No lo se. He de reconocer que, aunque llevo en moto desde hace 20 años, vengo del mundo scooter donde el ruido del motor es francamente absurdo. Aunque tuve un par de 125 de marchas, eran chinas de esas que llevan los motores muy finos y apenas rugen. Mi moto anterior a la V85 fue una Kawa W800 y esa sí rugía, sí. Pero no tenía el sonido de esta Guzzi. Meto primera y salgo del garaje. Parece que será un fin de semana en el que el buen tiempo nos acompañará. Paro en la calle. Coloco el GPS para que me indique como llegar a El Campello. Arranco y enfilo la carretera. 477 kilómetros, 4 horas y media de camino. Para allá me voy. Sebas, el delegado del EMGC en Alicante se ha currado durante meses el encuentro internacional y como socio del club no puedo fallar, primero por el trabajo y esfuerzo que él y el resto de compañeros y compañeras han hecho (respeto y admiración) y segundo, que va a ser algo digno de ser vivido. Imagina, nos vamos a reunir cientos de guzzistas en la pequeña ciudad de El Campello para conocernos, compadrear, bailar, beber, comer, hablar de motos, echarnos unas risas, volver a encontrarnos… una experiencia única que, personalmente, nunca he vivido (entre otras cosas porque los clubs de motos a los que he pertenecido siempre han sido pequeños, grupos de colegas que rodamos juntos y que vivimos al lado).
La Guzzi se comporta de lujo. Va suave y fina. Es fiable, la jodía. Me gusta mucho esta moto, por comodidad y por fiabilidad. Está a punto de llegar a los 40.000 kms. En este viaje los voy a pasar y luego tendré que llevarla al taller y de paso que me quiten la limitación que lleva actualmente a 35kw. Deseando estoy de eso también.
Varias paradas, varios repostajes. Calor el justo. Mucha recta de camino, pero por fin, entro en Campello con el culo más plano que el carné del club. Son las cuatro y media de la tarde. Veo que están colocando los stands. El de Moto Guzzi oficial, el del club, el de ClassicCo, el escenario. Alguna Guzzi hay aparcada frente al recinto, pero poca aún. Yo sigo hasta el hotel donde he reservado.
Check in, aparcar la moto. Ducha rápida, vestirme y para abajo, al recinto.
Al llegar saludos a gente que conozco de las redes o de los grupos de Whatsapp o Telegram. Es difícil acordarse de los nombres. Sebas me chilla desde lejos y se acerca sonriente a saludarme. Me sorprende, gratamente, que me haya reconocido. Abrazos. Un tipo magnífico. Veo a Francesco (nuestro presi) y saludos y abrazos también. Esto está en marcha. Ellos siguen colocando cosas. Están ultimando los detalles para abrir. En un momento que me quedo solo aprovecho y me voy a una terracita que hay justo al lado. Me siento a la sombra y pido una Turia fresquita.
Joder, que buen momento.
El resto del encuentro fue absolutamente fantástico. Mi reencuentro con el comando Albacete (que gente más maja, de verdad que se os quiere). Seguir saludando conocidos de los foros y grupos. Música, cervezas, risas y hablar de motos, siempre de motos. Es un buen ambiente y lo pasamos bien. Mira ahí llegan Esther y compañía. Por allí llega Lucas. Más allá Antonio… Ya estuve hablando también con Miguel, el tesorero y secretario y con el incansable José Manuel.
Tengo que arreglar lo de la comida del sábado (básicamente pagar aquello a lo que me comprometí) y recoger las credenciales y regalicos que la directiva del club ha preparado para las personas asistentes (gracias, de verdad). Que buen ambiente.
Al día siguiente ruta con varios compañeros y compañeras por la sierra de Alicante por la que ya fui con otra moto y otros amigos. Pero esto es distinto. Nono ha diseñado una ruta que es un lujo y que es francamente divertida. Bajamos de nuevo a El Campello y directamente a comer que nos hemos entretenido demasiado en la ruta. ¿Dónde cojones vamos a comer que quepa tanta gente? ¿cerrarán el restaurante para nosotros solos? Supongo. Entre risas y comentarios llegamos al restaurante y está todo organizado de maravilla. Allí conozco al gran Enrique Siemens (delegado de Canarias) un tipo grande como yo y más grande aún como persona. También, por supuesto, a su esposa. Maravillosos ambos. La comida, pese para ser para tantísima gente (¿300 personas?) está francamente bien. Lo pasamos bien. Además, aprovechamos para saludar a más gente. Somos muchos y muchas.
Por la tarde, playita que el cuerpo lo agradece. La gente está probando motos. La recién llegada Stelvio. La nueva V85tt. Veo algunas motos de exposición que han traído. Maravillas Guzzi de otros tiempos. Vemos, también, las motos aparcadas en la calle que son muchas. Llega la noche y al recinto donde está el escenario. Todo es muy divertido y nos vamos juntando gente y compartimos risas, cena y chascarrillos. Disfrutamos de las actuaciones, la cerveza y vemos las entregas de premios y regalos. A dormir.
Domingo, hay que volver hasta Madrid. Aquí la gente va a seguir todo el domingo, pero a mí me espera un viaje largo de vuelta y no quiero llegar demasiado tarde a casa.
Buen fin de semana, sin duda.
Gracias al club por organizar esto y sobre todo a todas las personas que se lo curraron tanto y tan bien para que todo saliera tan cojonudamente. Ha sido un auténtico placer poder disfrutar de todo.
Nos vemos en la carretera y en el próximo encuentro. Repetiré, sin duda.